Ampliar la zona de confort para aceptar lo que no se puede controlar
Traumas del pasado, experiencias de impotencia, pueden generar una resistencia a aceptar lo inevitable. Nos aferramos al control, generando ansiedad y frustración.
No reconocer nuestras debilidades en aceptar la incertidumbre nos impide mejorar. Debemos identificar qué situaciones nos generan más dificultad para aceptar lo inevitable. Un buen ejercicio es anotar esas situaciones y analizar por qué te cuesta aceptarlas.
Sin objetivos concretos, es difícil aceptar lo incontrolable. Definir metas realistas, como practicar la meditación o el mindfulness, nos ayuda a progresar. Busca información sobre técnicas de aceptación.
No aceptar nuestra realidad actual nos impide mejorar. Para aceptar lo incontrolable, debemos aceptar nuestra situación actual y trabajar en lo que sí podemos controlar. Enfócate en lo que sí está en tus manos.
No reconocer nuestras habilidades para afrontar la incertidumbre nos limita. Muchas personas tienen recursos internos que desconocen. Identifica tus fortalezas y utilízalas para afrontar las situaciones difíciles. Busca apoyo en amigos o familiares.
Evitar los desafíos nos mantiene en nuestra zona de confort. Para mejorar, debemos ponernos desafíos, como enfrentar una situación que nos genere ansiedad, de manera gradual. Enfócate en un desafío a la vez.
