Ampliar la zona de confort para incorporar más fibra a tu dieta diaria
Traumas del pasado no resueltos, como experiencias negativas relacionadas con la comida, pueden generar una relación conflictiva con la alimentación y dificultar la incorporación de fibra. Estas experiencias pueden crear barreras emocionales que impiden un cambio de hábitos.
Si no reconocés tus debilidades en cuanto a la alimentación, es difícil incorporar fibra. Reconocer esas debilidades te permite trabajar en ellas. Analizá tus hábitos alimenticios para identificar áreas de mejora.
Sin objetivos concretos, la incorporación de fibra se vuelve algo vago e ineficaz. Determinar objetivos concretos te permite crear un plan realista. Fijate metas específicas, como agregar una porción de frutas o verduras a cada comida.
Negar la realidad de tus hábitos alimenticios te impide progresar. Aceptar tu realidad te permite buscar soluciones. Sé honesto con vos mismo sobre tus hábitos y busca formas de mejorarlos.
Si no reconocés tus habilidades para cocinar o planificar comidas, te resultará difícil. Reconocer tus habilidades te da confianza. Identifica tus fortalezas en la cocina y utilízalas para preparar comidas ricas en fibra.
Si no te ponés desafíos alimenticios, no mejorarás. Ponerte desafíos te impulsa a crecer. Proponte desafíos, como probar un nuevo alimento rico en fibra cada semana.
