Ampliar la zona de confort para ser constante al entrenar

Traumas del pasado, experiencias negativas relacionadas con el ejercicio, pueden generar resistencia al entrenamiento. Nos cuesta comenzar y mantener la constancia.

 

No reconocer nuestras debilidades en la constancia al entrenar nos impide mejorar. Debemos identificar qué nos impide ser constantes, ya sea la falta de tiempo, la falta de motivación o la falta de planificación. Un buen ejercicio es anotar tus excusas y buscar soluciones.

 

Sin objetivos concretos, es difícil mantener la constancia. Definir metas realistas, como entrenar tres veces por semana, nos ayuda a progresar. Busca un compañero de entrenamiento.

 

No aceptar nuestra realidad actual nos impide mejorar. Para ser constante al entrenar, debemos aceptar nuestra situación actual y trabajar en ella. Busca actividades que disfrutes.

 

No reconocer nuestras habilidades para encontrar la motivación nos limita. Muchas personas tienen recursos internos que desconocen. Identifica tus fortalezas y utilízalas para mantener la motivación. Escucha música mientras entrenas.

 

Evitar los desafíos nos mantiene en nuestra zona de confort. Para mejorar, debemos ponernos desafíos, como aumentar la intensidad o la duración de los entrenamientos. Establece metas progresivas.

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