Cómo creer en Dios si no eras creyente (IV)

La búsqueda del resultado y la satisfacción inmediata te impide conectar con lo trascendente. Si esperás una revelación divina instantánea, vas a frustrarte y abandonar la búsqueda de la fe.

 

No administrar tu tiempo te impide dedicar tiempo a la reflexión y la espiritualidad. Si te pasás todo el día trabajando o preocupándote por las cosas materiales, vas a descuidar tu vida interior. Dedicá tiempo a meditar, a orar o simplemente a contemplar la naturaleza.

 

Si no tenés esfuerzo y paciencia en la búsqueda de resultados, vas a desanimarte ante las dudas y los cuestionamientos. La fe no es algo que se impone, sino que se construye a través de la experiencia y la reflexión. No tengas miedo de cuestionar tus creencias y de buscar respuestas. Un buen ejercicio es leer textos religiosos y filosóficos y reflexionar sobre su significado.

 

No imponerse a los problemas te impide superar las dificultades que puedas encontrar en el camino hacia la fe. La fe no es un camino fácil. Vas a encontrar obstáculos, dudas y cuestionamientos. Pero si te imponés a los problemas y seguís buscando, vas a encontrar la verdad.

 

No optimizar procesos te impide aprender de tus errores y mejorar tu comprensión de la fe. Analizá tus experiencias y reflexioná sobre tus errores. Un buen ejercicio es hablar con personas de diferentes religiones y aprender de sus experiencias.

 

Si no tenés diversión y esfuerzo, vas a convertir la búsqueda de la fe en una obligación. La fe tiene que ser algo que te inspire y te motive, no que te genere culpa y ansiedad. Buscá una comunidad religiosa que te haga sentir bienvenido y aceptado.

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