Cómo cuidar tu salud física y mental (I)
La presión social te bombardea con imágenes irreales de vidas perfectas y cuerpos esculturales, creando una sensación constante de que nunca estás a la altura. Esta exigencia te impide conectar con vos mismo y priorizar lo que realmente importa: tu bienestar.
Si no tenés una mentalidad de abundancia, vas a creer que solo las personas con tiempo y recursos pueden permitirse el lujo de cuidarse. Para cambiar esto, reconocé que pequeños cambios en tus hábitos pueden hacer una gran diferencia. Buscá en libros sobre cómo desarrollar una mentalidad de abundancia.
La falta de certeza te hace dudar de si vas a ser capaz de mantener hábitos saludables a largo plazo y te lleva a procrastinar o a rendirte ante el primer obstáculo. Visualizá una vida llena de energía y vitalidad y repetite a vos mismo que sos capaz de cuidarte y nutrir tu cuerpo y tu mente.
Si no te repetís afirmaciones positivas, es fácil caer en la autocrítica y el desánimo. Decite a vos mismo que sos valioso, que merecés sentirte bien y que vas a hacer lo posible por cuidar tu salud.
No erradicar los pensamientos negativos te lleva a enfocarte en tus limitaciones y a no disfrutar del presente. Cuando te encuentres pensando «no tengo tiempo para esto», cambialo por «voy a dedicar unos minutos a algo que me haga sentir bien, aunque sea salir a caminar o leer un libro».
Si no vencés tus miedos, vas a evitar probar nuevas actividades o terapias por temor a equivocarte. Identificá tus miedos y enfrentalos gradualmente. Empezá por pequeñas acciones, como hablar con un amigo o buscar información sobre opciones de tratamiento.
