Cómo cuidar tu salud física y mental (II)
Los traumas del pasado no resueltos pueden sabotear tu confianza al momento de cuidarte. Dudas de tus capacidades, temés al fracaso y te autosaboteás, impidiendo que adoptes hábitos saludables a largo plazo.
No reconocer tus debilidades te impide buscar ayuda en áreas donde no sos experto en salud. Para resolver esto, hacé una lista honesta de tus puntos débiles y buscá un médico, un nutricionista o un terapeuta que te guíe.
Si no determinás objetivos concretos, tu plan de salud será vago e ineficaz. Definí qué querés lograr con tu bienestar, ya sea bajar de peso, aumentar tu energía, reducir el estrés o simplemente sentirte mejor. Buscá en libros sobre cómo determinar objetivos concretos para la salud.
No aceptar tu realidad para mejorarla te lleva a ignorar tus malos hábitos y a repetir patrones de comportamiento negativos. Analizá objetivamente tus rutinas diarias, identificá las áreas de mejora y desarrollá estrategias para superar los obstáculos.
Si no reconocés tus habilidades, vas a subestimar tu potencial y no vas a aprovechar al máximo tus fortalezas. Hacé una lista de tus logros y habilidades, y utilizalos como base para construir un plan de salud que te haga sentir orgulloso.
No ponerte desafíos te estanca y te impide crecer. Establecé metas ambiciosas pero realistas para mejorar tu salud física y mental gradualmente. Celebrá cada pequeño logro como un paso hacia el éxito.
