Cómo desarrollar la resiliencia ante la adversidad (II)

Los traumas del pasado no resueltos pueden debilitar tu resiliencia, haciéndote sentir vulnerable y desamparado ante las dificultades. Si no trabajás en sanar esas heridas, el pasado seguirá afectando tu capacidad para superar los obstáculos.

 

No reconocer tus debilidades te impide desarrollar estrategias efectivas para enfrentar la adversidad. Para ser resiliente, primero tenés que ser honesto con vos mismo y reconocer tus propias limitaciones.

 

Si no determinás objetivos concretos, vas a andar a los tumbos sin saber qué querés lograr al superar la adversidad. Antes de intentar recuperarte, pensá qué esperás obtener de la experiencia.  Una vez que tengas claro tu objetivo, definí un plan para alcanzarlo. Un buen ejercicio es escribir una carta expresando tus sentimientos y necesidades

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No aceptar tu realidad te impide avanzar hacia la resiliencia. Si te aferrás a la idea de que la vida debería ser fácil y justa, vas a quedarte estancado en la frustración y el resentimiento. Aceptá que la vida es impredecible y que todos enfrentamos dificultades en algún momento.

 

Si no reconocés tus habilidades, vas a subestimar tu capacidad para superar la adversidad. Todos tenemos fortalezas y recursos internos que nos ayudan a salir adelante. Confía en tu propia capacidad y recordá que ya has superado dificultades en el pasado. Un buen ejercicio es recordar momentos en los que hayas sido resiliente y reflexionar sobre qué te ayudó a superar la situación.

 

No ponerte desafíos te estanca en tu zona de confort. Salí de tu rutina y probá cosas nuevas. Animate a aprender algo nuevo, a practicar un deporte o a participar en un voluntariado. Cada desafío superado te va a dar más confianza y seguridad en vos mismo.

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