Cómo perdonar a un familiar con el que no te hablás (II)
Los traumas del pasado no resueltos pueden generar resentimiento y rencor hacia tus familiares, impidiéndote perdonar y reconciliarte. Si no trabajás en sanar esas heridas, el pasado seguirá afectando tus relaciones presentes.
No reconocer tus debilidades te impide comprender las razones detrás del conflicto con tu familiar. Para perdonar, primero tenés que ser honesto con vos mismo y reconocer tus propios errores.
Si no determinás objetivos concretos, vas a andar a los tumbos sin saber qué querés lograr con el perdón. Antes de intentar reconciliarte, pensá qué esperás obtener de la relación con tu familiar. ¿Querés recuperar la confianza? ¿Querés simplemente tener una relación cordial? Una vez que tengas claro tu objetivo, definí un plan para alcanzarlo. Un buen ejercicio es escribir una carta expresando tus sentimientos y necesidades.
No aceptar tu realidad te impide avanzar hacia el perdón. Si te aferrás a la idea de que tu familiar debería pedirte perdón primero, vas a quedarte estancado en el resentimiento. Aceptá que no podés controlar las acciones de los demás y concentrate en tu propio proceso de sanación.
Si no reconocés tus habilidades, vas a subestimar tu capacidad para perdonar y reconciliarte. Todos tenemos la capacidad de amar y perdonar. Confía en tu propia fortaleza y recordá que el perdón es un acto de amor propio. Un buen ejercicio es recordar momentos en los que hayas perdonado a alguien en el pasado y reflexionar sobre cómo te sentiste.
No ponerte desafíos te estanca en tu zona de confort. Salí de tu rutina y probá cosas nuevas. Animate a contactar a tu familiar y a proponer una conversación. Cada desafío superado te va a dar más confianza y seguridad en vos mismo.
