Cómo perdonar a un familiar con el que no te hablás (III)

Los amigos y familiares tóxicos pueden influir en tu decisión de no perdonar, alimentando el rencor y la negatividad. Si te rodeás de personas que te incitan a mantener el conflicto, va a ser muy difícil avanzar.

 

No enfrentar la incomodidad te impide dar el primer paso hacia el perdón. Perdonar no significa justificar lo que pasó, sino liberarte del peso del resentimiento. Enfrentá la incomodidad de hablar con tu familiar y expresale tus sentimientos. Un buen ejercicio es escribir una carta (que no necesariamente tenés que enviar) expresando todo lo que sentís.

 

Si no sabés tomar riesgos, vas a seguir aferrado a la seguridad del rencor. Perdonar implica arriesgarte a ser vulnerable y a exponerte a la posibilidad de ser lastimado nuevamente. Pero también es la única forma de sanar y de construir una relación más sana.

 

No generar situaciones de control para ganar confianza te impide sentirte seguro al perdonar. Empezá por perdonar pequeñas ofensas y andá avanzando de a poco. Cada vez que perdonás, te sentís más fuerte y capaz. Un buen ejercicio es practicar la meditación para controlar tus emociones y pensamientos.

 

Si no perdés el miedo al fracaso, vas a seguir evitando el perdón por temor a ser rechazado. El perdón no garantiza que tu familiar vaya a cambiar, pero te libera a vos del peso del rencor. Aceptá la posibilidad de que las cosas no salgan como esperás y concentrate en tu propio bienestar.

 

No ampliar tu zona de confort te impide experimentar nuevas formas de relacionarte con tu familia. Salí de tu rutina y probá cosas nuevas. Animate a participar en actividades familiares, a compartir momentos agradables y a construir recuerdos positivos. Un buen ejercicio es planificar una actividad familiar que te permita reconectar con tus seres queridos.

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *