Cómo reemplazar la motivación con disciplina (I)
La presión social nos bombardea con la idea de que siempre tenemos que estar motivados, con una energía arrolladora. Si no cumplís con ese estándar, te sentís un bicho raro, como si estuvieras fallando. Esta exigencia constante puede ser paralizante.
La falta de mentalidad de abundancia te hace creer que si no estás motivado, vas a perder oportunidades únicas. Para usar la mentalidad de abundancia, entendé que siempre hay más chances. Si hoy no te sale, mañana habrá otra oportunidad. Un buen ejercicio es escribir tres nuevas oportunidades que podrías aprovechar en el futuro cercano.
Si no tenés la certeza de que vas a alcanzar tus metas, la falta de motivación te va a pegar más fuerte. Visualizá tus objetivos como si ya los hubieras logrado. Sentí la satisfacción de haberlos alcanzado. Esto te dará la confianza necesaria para seguir adelante, incluso cuando la motivación flaquee.
Sin afirmaciones positivas, te vas a quedar estancado en la queja y el pesimismo. Empezá el día repitiendo frases que te empoderen. Decite a vos mismo que sos capaz, que sos fuerte y que vas a superar cualquier obstáculo. Esto te va a dar un impulso extra cuando te sientas desmotivado. Un buen ejercicio es escribir tres afirmaciones positivas y repetirlas cada mañana.
No erradicar los pensamientos negativos te hunde en un pozo sin fondo. Cada vez que te encuentres pensando en negativo, cambialo por uno positivo. Si pensás «no puedo», cambialo por «voy a intentarlo». Este simple cambio de perspectiva puede hacer una gran diferencia.
Si no vencés tus miedos, la motivación se va a evaporar rápidamente. Identificá tus miedos y enfrentalos de a poco. Empezá por algo pequeño y andá avanzando. Cada vez que superes un miedo, te vas a sentir más fuerte y capaz. Un buen ejercicio es elegir un miedo que quieras superar y crear un plan de acción para enfrentarlo.
