Cómo ser una persona independiente del pensamiento de los demás (V)
No tener un objetivo de vida te hace sentir perdido y vulnerable a la influencia de los demás. Definí tus metas a largo plazo y usalas como guía para tomar decisiones que se ajusten a tus valores y a tus deseos.
Si no tenés persistencia, vas a abandonar tu camino ante la primera crítica o comentario negativo. Mantené la motivación recordando tus objetivos, buscá un grupo de apoyo que te valore y no te rindas ante el primer desafío. Un buen ejercicio es proponerte un reto personal cada semana, como expresar tu opinión en una reunión o defender tus ideas ante un grupo de personas.
Cuando no centrás tus pensamientos en lo importante, te distraés fácilmente y te cuesta mantener la concentración en tus objetivos. Aprendé a meditar, a visualizar tus metas y a enfocarte en el presente para tomar decisiones que se ajusten a tus valores.
Si no tenés persistencia y resiliencia, vas a desanimarte ante los contratiempos y vas a abandonar tu camino. Aceptá que los errores y las críticas son parte del proceso y aprendé a superarlos. No te castigues por tus fallos y concentrate en seguir adelante. Un buen ejercicio es llevar un diario de tus progresos y dificultades.
Cuando no desarrollás aprendizaje, te estancás en tu zona de confort y te perdés la oportunidad de descubrir nuevas perspectivas que podrían ayudarte a tomar decisiones más informadas. Investigá diferentes opciones, probá nuevas estrategias y no te conformes con lo que ya sabés.
Si no disfrutás del proceso, tu camino se convierte en una obligación y te resulta difícil mantenerlo a largo plazo. Buscá actividades que te diviertan, experimentá con nuevas técnicas y concentrate en los beneficios que te aporta la independencia del pensamiento de los demás. Un buen ejercicio es variar tu rutina y probar diferentes actividades cada semana.
