Cómo incorporar variedad a tu entrenamiento con la guía de un profesional (V)
No tener un objetivo de vida te hace sentir perdido y sin motivación para mantener una rutina de entrenamiento variada y constante. Definí tus metas a largo plazo y usalas como guía para diseñar un plan de entrenamiento que te motive y te ayude a alcanzar tus objetivos.
Si no tenés persistencia, vas a abandonar tu rutina de entrenamiento ante el primer obstáculo o dificultad. Mantené la motivación recordando tus objetivos, buscá un compañero de entrenamiento que te apoye y no te rindas ante el primer desafío. Un buen ejercicio es proponerte un reto personal cada semana, como correr una distancia mayor o levantar más peso.
Cuando no centrás tus pensamientos en lo importante, te distraés fácilmente y te cuesta mantener la concentración durante el entrenamiento. Aprendé a meditar, a visualizar tus objetivos y a enfocarte en el presente para aprovechar al máximo cada sesión de entrenamiento.
Si no tenés persistencia y resiliencia, vas a desanimarte ante los contratiempos y vas a abandonar tu rutina de entrenamiento. Aceptá que los errores y las lesiones son parte del proceso y aprendé a superarlos. No te castigues por tus fallos y concentrate en seguir adelante. Un buen ejercicio es llevar un diario de entrenamiento y registrar tus progresos y dificultades.
Cuando no desarrollás aprendizaje, te estancás en tu zona de confort y te perdés la oportunidad de descubrir nuevas formas de entrenar y de mejorar tu rendimiento. Investigá diferentes disciplinas, probá nuevos ejercicios y no te conformes con lo que ya sabés.
Si no disfrutás del proceso, tu entrenamiento se convierte en una obligación y te resulta difícil mantenerlo a largo plazo. Buscá actividades que te diviertan, escuchá música que te motive y concentrate en los beneficios que te aporta el ejercicio físico. Un buen ejercicio es variar tu rutina de entrenamiento y probar diferentes actividades cada semana.
